miércoles, 3 de junio de 2015

La Casona de la Condesa de Casa Tagle

Salí de Boo de Piélagos a la mañana con Feli, con una marcha tranquila y un tanto aburrida paisagísticamente. Todo muy llano y por rutas de asfalto entre pueblo y pueblo. Escasas sombras en un día soleado, que hacía aumentar las ganas de acabar la etapa, por descansar y ver si la de mañana tendría más interés. Pero a la entrada de Cigüenza, un pueblecito cerca de Cobreces, todo cambió.



Nada más entrar una casa abandonada me llamó la atención. Al verla, hubo algo que me llamaba o invitaba a entrar. Sin tan siquiera avisar al Meigo de Ourense accedí al interior sin pensarlo. Aspecto lúgubre, derruido. Madera carcomida, techos caidos, ventanas rotas. Agujeros en las paredes que dejaban pasar la justa luz para formar interesantes dibujos en el suelo, que acompañaban a alguna que otra extraña pintada. Pelos de punta. Sensaciones raras. O no tan raras, es energía. Energía que una vez fue cuerpo y tal vez vaga por la que fuera su casa sin querer marchar. La Duquesa de Tagla y su Casona. ¿Que ocurriría aquí? No lo sé, pero percibo que algo. Carne de gallina al mestar allí, al escribirlo 2 km después en mi cuaderno en el día de ayer, y al transcribirlo en estos momentos al ordenador.




Extrañas sensaciones parecidas a las que percibía días atrás con la naturaleza pero sin inspirarme confianza o soltura. No me hacían sonreir. Me mantenían alerta. No estaba asustado porque vine a esto, a experimentar la vida más allá de la vida. Por eso, empecé a hablar con el lugar desde mi interior y parece que el aspecto cambió. Le dije que no quería molestar, simplemente sigo mi camino, y si esa casa estaba allí es porque ayudará a seguir con mi destino y yo con el suyo.

Un par de sustos sí me dí con un pequeño pájaro que por allí de vez en cuando revoloteaba. En ocasiones cantaba. Del tamaño de un gorrión pero más bello y negro.Subí a la segunda planta pero el suelo no era de fiar. Había más huecos que suelo. Madera corroída, escayola a cachos, ladrillos destrozados... Y como si de un tour se tratara, se me llevó a los jardines.

Aquello tenía otro aspecto. Deshabitado pero con vida. Armoniosa melodía al caminar. Mágico. Como sacado de un cuento. Si en ese momento aparecen  Duendes, Hadas o Gnomos, no me hubiera sorprendido lo más mínio, pues siempre imaginé su hábitat como este.

Un río paseaba al son de su sonido, mientras a orillas del mismo, tranquilos los verdes árboles daban sombra a esas medianas hermosas rocas cubierta de musgo y aspecto de restos de antiguos mares, sobre un manto perfecto de pulcra hierba. La luz penetraba entre las ramas, dejando un halo en el ambiente como espectral, que me tenía sumido como en otro mundo, como en otra dimensión. Parecía que había viajado en el tiempo. Tal vez lo hice...



To estoy seguro, pero respiraba de los hechos que allí mismo acontecieron en otros tiempos. Sentimiento agradable en los jardines y una sensación extraña en el interior de la casa. No soy experto en el tema pero allí había presencias. Un lugar para investigar digno de Iker Jiménez. Hacia el conocimiento de lo desconocido. Y que si alguien lee esta entrada y puede ofrecerme algún dato que encuentre por ineternet, le agradecería que lo comentase en esta entrada del blog. ¿Qué ocurriría en Cigüenza, en la Casona de la Condesa de Casa Tagle?

Y de frente la iglesia de San Martín de Tos, mandada construir por un indiano del lugar, Antonio de Tagle, primer conde de Casa Tagle desde el Perú, en 1743. Magnífica, grande, monumental. Concisa en sus tiempos y expectante y vigilante de mis movimientos, de la casa, del jardín, de lo que allí pasa, porque algo pasa. Otro escalofrío recorre mi cuerpo. Allí, luego y ahora. Al vivirlo, al escribirlo y al transcribirlo...




Doy una vuelta por su alrededor y oigo un ruido por la carretera. Es un hombre que pasa por delante de la puerta en una silla de ruedas motorizada. Despacio, muy despacio, y de la nada.Justo, se para, y en ese momento, las campanas tocan las seis de la tarde. Parecía una escena preparada para el principio de una peli de terror. Había estado absorvido por el lugar casi dos horas, en puro trance. Quise preguntar al hombre algo sobre el lugar, pero él reanudó su marcha y de mí no salieron palabras. Parecía que acababa de aterrizar de una largo viaje sufriendo un jet lag comunicativo. A pesar de todo estaba en un estado de paz y tranquilidad enorme. Agusto, seguí caminando.


Iba por el pueblo como si me hubiese metido un chute o algo así. Desconcertado, a pasos lentos, observando todo a mi alrededor como esperando que algo pasara. Los pocos vecinos que me encontré me miraban con caras sospechosas. Sin saludar. Continué la marcha, pero a mi salida todavía me estaba esperando otra casa, no abandonada pero si con aspecto de antiguo, despreocupada. Al lado, seir o siete perros en un cercado me ladraban sin parar. Yo, sin inmutarme lo más mínimo seguí mi camino hacia un precioso bosque de eucaliptos que por allí cerca estaba. Donde me senté, respiré y asimilé todo lo acontecido. Intentando expresarlo en el cuaderno.
Seguí hacia Cobreces donde sabía que hay un un albergue para descansar, ya no quería caminar más. Estaba medio ido, y la sensación de la casa no se me quitaba del cuerpo. Mi pelo estaba erizado desde los pies hasta la cabeza. Ya no me estaba gustando el experimento tan prolongado, por lo que quise desconectar de esa energía que no me estaba gustando. Lo hice de tal manera que con mis propios rituales. Hice una pequeña montaña de piedras para pedir al Universo que aquella energía que no me estaba gustando, se fuese de mi y fluyera en su destino.

Esto ya lo hice anteriormente en otras ocasiones. Desde que tuve con Feliciano la conversación acerca de la muerte, no paré de ver cementerios, y en el primero de ellos hubo una energía rara que fue como que se quedaba pegada a mi, no fluía como yo entiendo debe de ser. Así pues utilicé este pequeño truco, para que cada uno siga su camino. La experiencia de aquel día la contaré en próximos capítulos. Está escrita pero carezco de tiempo.

Saludos desde la Biblioteca municipal de Comillas. A 10 Km de donde pasé la noche. En el primer albergue que encontré al llegar a Cobreces. Desde dónde contemplé una magnífica puesta de sol e incluso hablé con la luna. La magía pareció estar alineada ayer para mí, y esta mañana aún seguía, cuando al salir por la puerta, vi colgada de la misma, unas palabras escritas en su tiempo por Antonio Machado. Frases que no sé por qué, o sí lo sé, quedaron grabadas en mi memoria desde que allá por el instituto nos hicieron leer. De aquellas sin prestarle atención, y ahora comprendiéndolas de corazón.

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.

2 comentarios:

  1. https://youtu.be/zTCMkhMPupM
    Todavia no he encontrado informaciones sobre la casa, pero podrias preguntarselo al VI conde de Casa Tagle de Trasierra, Pedro Cabeza y Gil Casares (n. en 1968) ejej.

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  2. Pregunta: Porque ninguno de los tres hijos del III Conde de Casa Tagle de Trasierra, Fernando Marquez de la Plata Echenique, no heredaron el titulo? lo hereredo la IV Condesa de Casa Tale de Trasierra, no me acuerdo su nombre... pero ninguno de los Marques de la Plata quien lo heredo de su madre.

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