miércoles, 10 de junio de 2015

Aviles- Muros de Nalón(2)

Y escribo en rojo otra vez. Hay tres bolis y sólo uno de este color, los otros dos azules. Un 33,33 % de posibilidades de que salga, pero hoy vuelve a tocar. La magia vuelve y mi cuaderno se acaba. Aprovecho las tapas para escribir el intercambio de vida que hubo esta mañana en el albergue de peregrinos de Avilés (en el día de ayer, que no dispuse de ordenador para relatar). De primeras, un pueblo gris que parecía no ofrecer mucho, lleno de fábricas de acero con sus chimeneas. Un camino un tanto feo, por qué no decirlo. Pero dónde menos te lo esperas, suceden las cosas.

Y fue en esa ciudad, en el albergue de peregrinos de Avilés, dónde se encontraba Simón, Hospitalero del lugar, que cómo él dice, cumple con sus servicios, pero para mí, con creces. Ya la noche anterior conversamos un poco y entre medias le comenté que hacía dos días que había perdido el champú. Inmediatamente y sin mediar palabra, apareció con un pequeño bote de gel que me regaló para seguir el Camino.

Hoy a la mañana, como casi siempre, me quedé sólo en el albergue pues me gusta salir con calma.Con mis últimos preparativos de la mochila apareció Simón, y me empezó a contar viejas historias de sus experiencias en otras rutas del Camino, sobre todo del Francés. Dice que él había huído de esa ruta por la masificación de gente que hay, pero que quiere volver a prestar allí sus servicios, o incluso caminar de nuevo por allí, porque es la Madre de todos los caminos y la energía que fluye por allí es única. Incomparable. Por dos sencillas razones.La primera la tradición de su recorrido, con construcciones diseñadas estratégicamente por nuestros antepasados, en puntos para nada elegidos al azar, sino que está demostrado que son puntos energéticos muy fuertes. Iglesisas y Catedrales desde Francia hasta Santiago. Por otro lado, también fluye una energía única por la cantidad de gente que pasa y ha pasado por allí, generalmente con buena fe, aunque también me avisó de que de vez en cuando existe alguna que otra alma demoniaca, con la que tendría que estar alerta.

Y como si de un ángel de la guarda se tratara, al comentarle mi hazaña y andadura y los pocos preparativos que hice, me preguntó si llevaba chubasquero. Le dije que tenía una chaqueta, que cuando llueve me la pongo colgada de la capucha hacia atrás, para que tape también mi mochila. Insitió que necesitaría uno para los días de fuerte lluvia no acabar empapado junto a mis enseres, así que entró al almacén de cosas olvidadas por otros peregrinos y me trajo un poncho bastante amplio y en perfecto estado.



Seguimos conversando y le comenté mi idea de comprar una tienda de campaña para que el viaje cobrara intensidad en sus noches. Me dijo que debiera tener cuidado con la humedad de la zona, que aunque no llueva es abundante, y que por supuesto necesitaba una asterilla para el suelo. Así que, ya sin preguntar me la trajo y yo sin rechistar, añadí a mi equipaje. No seré yo quien rechace los regalos de la vida claro está. Y todavía quedaba otro presente más. Un pin en forma de flecha amarilla, como las señales del Camino de Santiago. Aquello me emocionó al momento, y sin dudarlo le di un fuerte abrazo. Alguien que no me conoce, se preocupa por mi, conversando, intercambiando vida, energía, fluyendo... Así debería ser siempre. Yo pienso que si estás abierto al mundo el mundo se abre a ti. Si te abres a las personas las personas se abren a ti. Si te abres a la Naturaleza la Naturaleza se abre a ti. Open your mind y los resultados se ven día a día.

Al partir, me acompañó hasta la puerta y como muchos días me olvidé el palo dentro. Sin dudarlo, él volvió a entrar para traérmelo. En ese momento quise yo también tener un detalle con él. En mi mochila, siempre porto unas pequeñas piedras de cuarzo que voy encontrando en distintos sitios. Para mí, desde que una vez estuve en una granja de un maestro de Reiki que me contó un par de historias, las piedras de cuarzo son piedras capaces de almacenar energía, transportarla y enviarla. Así pues, cuando salío, cargué la piedra con la mejor de mis energías, le conté el motivo, y se la regalé. Había que vernos allí en la calle, ambos dos emocionados, sin conocernos de antes pero disfrutando de la magia del momento, abrazándonos como si hermanos fuésemos, como si fuésemos uno, que lo somos, él parte de mí yo parte de él y ambos parte del todo y el todo de nosotros.


Las cosas suceden y en sitios más que en otros
desde que salí hoy a la mañana no dejé de sonreir, dulce poder
camino sólo pero acompañado de esa fuerza invisible a nuestros ojos
pero sensitiva a nuestro espíritu, alma, conciencia, o como la quieras llamar...

Libertad en mis venas y dejándome llevar hasta tí llego, Nalón
salado río en esta parte, lleno de angulas según Higinio, un vecino del lugar
paisano que contome ye, que la edad pasa y que sólo nos queda lo vivido,
y eso que él dice tuvo mucha corrida, pués casó a los 45
y ahora con 65 se ve no débil pero menos fuerte, más cansado de todo
fue entonces que consejome ye, es mi tiempo de vivirlo,
otro mensajero del camino.

Contemplando desde tus orillas mi destino más cercano
al otro lado y en lo alto se ve Muros de Nalón
una iglesia que despunta en el nublado cielo de hoy
que echó lluvia por momentos 
pero que como en los cuentos 
yo ya estaba prevenido
y usé sin duda mi regalo
de otro amigo peregrino.

La vida es magia,
la magia es vida.




No hay comentarios:

Publicar un comentario