sábado, 20 de junio de 2015

Con Santiago

Y debajo del título de la primera página de "El viaje definitivo" escribo estas palabras. No las últimas, por supuesto. Ni el último viaje, of course. Puede que el primero a una nueva realidad. Desde Santiago sí, ya llegué.Acompañado de una mujer de Dinamarca que recordome que tengo que aprender más inglés. Buen alma. Como el de Juanca. Un hombre español que trabaja en el camino haciendo figuras de alambre. Encandiló mi marcha del día como si  una estrella más de ese campo fuera, hacia Compostela. Nada más verme me dijo que mi cara le sonaba, y yo le dije que posiblemente de esta vida o de otra. Ambos sonreimos como si de verdad nos conociéramos, y seguimos conversando mientras yo tomaba el café de despertarme.

Le pregunté que cuanto costaban las figuritas del apóstol y me dijo que la voluntad. Entonces saqué mi cartera de los San Antonio Spurs que días atrás me regalaron unos jóvenes peregrinos americanos, y cogí todas las monedas que allí había, que junto con una piedra de cuarzo de las que siempre llevo en mi mochila, fue mi voluntad por tres de aquellas figuritas. Una para mi madre, otra para mi padre y otra para mi hermano, que son las tres personas a las que tengo que agradecer toda mi vida, pues fueron los que siempre velaron por mi seguridad y movieron cielo y tierra para poner a mi disposición todos los recursos posibles por mi felicidad y mis sueños. Simplemente un gesto, en mi camino a Santiago, por quien me facilita caminar.

El artesano, Juanca, me preguntó que cuántos años tenía, y le dije que justo ese día cumplía 32,y muy contento de celebrarlo con quien me encontrase por el camino. Fue el primero en felicitarme, y sin dudarlo, terminó otra figurita que estaba haciendo y me la regaló. Éste mi segundo regalo, pues el primero fue de Lauriña, mi amiga de la universidad, mi hermana de Santiago, a la cual tenía muchas ganas de ver, y fue ayer, en Monte do Gozo cuándo nos encontramos. Hablamos, conversamos y de nuevo llegó la magia. Tenía para mí una concha de vieira. ¡Ahora sí que soy un auténtico peregrino¡ Además esa concha con el mayor de los sentidos.

A Juanca le dí un fortísimo abrazo cuando me despedí, de corazón a corazón, y le comenté que me había gustado mucho la breve pero intensa manera en que nos conocimos, en la que la conversación fue más o menos asi:
-Buenos días peregrino, ¿a dónde va usted?
-A Santiago. Y tú, ¿que haces por aquí?
A lo que respondió con una enorme sonrisa...VIVIENDO

Aquella respuesta era lo que yo esperaba escuchar día tras día de cualquier persona. De mi mismo. De toda la humanidad. ¿Qué hacemos en la vida? ¿Vivir no? Lo primero vivir. ¡Claro que sí¡ ¡Por fin alguien que lo reconoce¡ jajaja Qué feliz me hizo escucharle decir eso. Un humilde artesano que ha sus figuras para intercambiarlo por lo que la buena voluntad de la gente le puedan aportar día tras día. Magnífico. Mi ídolo. Y como tal, le dije que yo estaba en la misma. Aunque de momento sólo pensándolo. A lo que me animó a que lo realizase, Que me dedique sólo a vivir. Que se puede y es muy gratificante cuando lo haces.

Me transmitió muy buen feeling. Una buena manera de empezar mí último día hasta Santiago. Seguido de la dulce compañía de Iager, una mujer de Dinamarca también plena de felicidad. Fue un placer compartir con ella mis últimos kilómetros del camino y entrar juntos a la ciudad, pero cuando ví la catedral por una de sus caras, me despedí, me senté y escribí. Al fin y al cabo mi única compañera en todo el camino ha sido ella. La escritura. Por eso, para tí, estos momentos.


Oh my God¡¡ Y me lo quería perder. Caminé sólo por la plaza del Obradoiro y me encontré dos peregrinas que dicen soy su ángel (foto de ayer), pues aparezco y desaparezo en los mejores momentos. Me indican dónde se recoge la credencial y el último sello. Voy para allí, y en la cola, empiezo a mirar cada sello de cada sitio por dondé pasé. Qué recuerdos, qué momentos. Inolvidable día tras día. Vivir cada uno de ellos como hacía tiempo no vivía. Con cada árbol, cada flor, cada animal, cada piedra, cada persona. Cada instante grabado por siempre.

La misa de las 12 comienza en breves, por lo que dejo mi mochila y me voy encontrando con viejos compañeros del camino. Como si hubiéramos quedado todos allí, sin hacerlo. Me faltan Gustavo, mi chamán y Feli, mi Meigo. El uno por veloz, ya está en Finisterre. El otro por calmado, todavía no llegó. Pero aquí están conmigo, y al entrar a la catedral, los siento.

Me acuerdo también de Darío, mi amigo peregrino de Italia que fue quien me dijo un atajo en los últimos días. Mi fuente del camino. Y sin quedar, allí estaba. Cómo iba a faltar en nuestro último día. Y vaya si estaba. Celebrando de lleno aquella ceremonia, pues era miembro del grupo de sacerdotes que entraban por el pasillo hasta el altar. Ataviado con sus mejores galas. Túnica blanca y capa roja. ¡Y yo sin saberlo¡ Me acuerdo del día que le pregunté: ¿Tú crees en alguna religión?, yo esque no creo en la Iglesia...Él me dijo que era católico, pero nunca me dijo que era sacerdote. ¡Qué Grande¡ Como me alegré de verlo allí. Un hombre que siempre trasmite mucha paz y mucha calma. ¡Ahora lo entiendo todo¡

Todo increible y normal a la vez. Magia en cada mirada, en cada sonrisa, en cada respiración de los allí presentes. Muchos. Peregrinos y paseantes de todas partes del mundo. Yo, uno más. Sintiendo ahora sí, la energía propia de Santiago, el Santo. El Botafumeiro de un lado a otro, Abrazos y besos entre todos los presentes de alegría y compañerismo. ¡Qué momento¡ ¡Qué día¡ Quién me iba a decir a mi que cuando cumpliese 32 lo celebraría con Santiago, en su casa.

Hablé con él en su sepulcro. Muy simpático por cierto. Yo, muy emocionado. La sensación es entre flotando y lleno. Lleno de vida, de ganas, de ilusión. Por nada. Por todo. Órganos suenan de fondo y aquí sigue la función. Subo a darle un abrazo. Pongo mi mano derecha sobre una concha que lleva en su espalda, mano izquierda en su pecho, y entre medias, apoyo mi cabeza.

Simplemente Gracias
por el día a día
por el todo
por la nada
por esa vuelta al mundo que tenemos apalabrada

Simplemente gracias por toda esta conexión
mi contacto más directo puede con la religión
desde mí hasta tí
sin intermediarios
porque a mí así me vale
porque tú ya me llamaste
porque hay un antes y un después
tu cruz para acordarme.

km 0.01 d.d. Santiago:

Durante horas permanecí en la catedral andando y visitando cada rincón de la misma. De vez en cuando pasaba al lado de sus puertas, veía la inmensa luz que había fuera, en ese 19 de Junio caluroso del 2015, y no me apetecía nada salir. Más bien las palabras serían que me apetecía estar allí dentro. Con Santiago. Hablé por varias veces con él. Entró y salió por mi cuerpo por otras tantas. Pura energía. Como en los bosques. Como en las casas abandonadas. Como cuando hablo con ciertas personas. Como cuando camino en las montañas. Como siempre...Como nunca...










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