Hoy cogí una piedra negra y escribo en rojo en mi cuaderno. Rojo pasión como la que siento por quien me la pidió. Un amigo. Un hermano. Me dijo que la buscara enterrada entre las rocas, la llevara conmigo y la tirara en el mar del fin de la tierra. Finisterre. Y por tí la busco, y por tí la llevo. Y por tí la tiro. Pero tu eres el que sabes, tanto como yo, por qué quieres que esa piedra sea negra, y que además esté enterrada entre las rocas. Yo seré quien llevará ese peso, pero tú, sólo tú, el que lo quite.
Hoy yo también me quité un peso de encima. En concreto de mi mochila. Literalmente. Dejé unos pantalones vaqueros que llevaba pero que sólo usé los primeros días. Llueva o no llueva ya siempre voy con pantalones cortos, como hoy, que me refugié en una casa abandonada un momento y pensé: "bueno, quizás algún día alguien venga a esta casa a refugiarse de la lluvia y necesite unos pantalones secos".
Me desprendo del bien material que no necesito. Vivimos en una sociedad altamente influenciada por el materialismo, y a veces, por no decir siempre, nos llenamos de cosas que no necesitamos. Además, cuando tienes una, ya quieres otra. Nos hacen creer que necesitamos todas ellas y muchas más, y que sin ellas no podremos vivir. Podría poner infinidad de ejemplos pero es un tema que siempre se trata en la era del consumismo. Yo sólo decir que para mñi la vida, y ya lo he dicho muchas veces es sólo comer, dormir y relaciones sociales, todo lo demás es vicio.
También el hecho de dejar el pantalón por el camino me hace acordarme de todas esas cosas no materiales que arrastramos en nuestro ser de situaciones vividas. Nuestro pasado, que aveces no nos deja vivir nuestro presento, por lo que el futuro también saldrá repercutido. Es un gran ejercicio olvidarte de lo que fuiste hiciste o sobre todo con quien compartiste tu vida anterior, pues todo son épocas, y la que nos toca vivir siempre es la de hoy. La vida da muchas vueltas, y yo en ello estoy. Desprendiéndome de todo para poder seguir fluyendo, sin cargas ni pesos.
Y mi último apunte del día, es agradecer la generosidad de la gente que me voy cruzando por el camino, pues como también siempre he pensado, si vas con buena onda, como dicen en sudamérica, te responden con buena onda. Añadir que no hay que tener miedo o inseguridades a hacer las cosas, pues el mismo camino siempre proveerá. Un ejemplo es que por estos pequeños pueblos nunca hay ordenadores ni locutorios para poder hacer las entradas del blog, pero si comunicas lo que quieres o necesitas, te expresas y vas con una mentalidad abierta, todo llega.
Desde Colunga, Asturias, en un hotel por el que pasaba preguntando por un locutorio, desde el mac de uno de sus empleados. Mi más sincero agradecimiento.
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