jueves, 28 de mayo de 2015

Markina- Guernika(2)

El hecho de caminar y escribir todos los días es complicado por motivo de tiempo, cansancio y sobre todo disposición de ordenadores y locutorios , ya que he desistido de escribir con el móvil porque tardo demasiado y la escritura no fluye como quisiera. Así pues aquí os dejo un poco más de la etapa entre Markina y Guernika, que me había dejado apuntado en mi cuadreno de música.

Fue un día entretenido donde los haya. Me levanté a las 06:30 para ir al baño un momento y aprovechar otra horilla en la cama, pero allí alguien ya estaba despierto. Era Gustavo, el hombre argentino con el que caminé el primer día. Se había quedado encerrado en el baño. Allí ya había otro hombre francés creo de los que va haciendo el camino en bici intentando ayudarle pero no se abría la puerta. Empujábamos para un lado y otro desde el pomo pero no había manera. De a poco se iba levantando la gente y cada uno daba una idea o posible solución. Buscamos herramientas por el albergue pero no había ninguna. Uno de los ciclistas sacó un destornillador de su estuche y quitaron los tornillos, por dentro y por fuera, ya que por debajo de la puerta le pasaron la herramienta por un hueco que había, pero por donde no cabía Gustavo. Quitaron el pomo pero ni con esas la puerta se abría. Se había quedado trancada.

La siguiente solución fue picar los los alrededores del pomo  con el propio destornillador, pero la madera de la puerta era demasiado fuerte para hacer un agujero tan grande con ese pequeño aparato. Siguiente solución empujar la puerta a golpe de hombro, que un par de ellos intentaron con el mismo resultado. Gustavo ya se estaba poniendo un poco nervioso y agobiado, y de repente gritó:

-Roberto, ¿Estás ahí?
-Sí, le dije con firmeza y en predisposición de que pidiera algo.
-Dale una patada a la puerta, como en las películas.
-¿En serio? Espera que aviso a la hospitalera.

Cuando recibí el permiso de la voluntaria del Albergue ejecuté la tarea. Un golpe seco a la altura de la cerradura y chapó, puerta abierta. Todavía recuerdo la imagen de Gustavo sentado en la taza para que no le golpeara la puerta. Parecía como un rescate de los SWAT. Enseguida él me dio las gracias y yo le dije que no tenía por qué, porque si él no me hubiera masajeado mi zona dolorida la noche anterior con unos unguentos que él trae, yo no podía haber dado esa patada para sacarle de allí.Así de rápido actua la vida. Acción reacción. Dar y recibir, si estás abierto a ello.

Despues de desayunar aquella mañana cada cual empezó su marcha a distintas horas Me apetecía conectar un poco con la Naturaleza, por lo que decidí caminar sólo ese día, aunque al empezar la ruta vi justo en un puente la magnífica y típica frase "nunca caminarás sólo". La entendí mejor que nunca por todo lo acontecido en estos días y la quise compartir con Feli, via wassap, con el que el día anterior había caminado todo el día, y entre bromas me decía que no quería ir con él porque me había dejado roto en la etapa anterior. La verdad que sí llegué muy cansado, pues él lleva un ritmo muy duro para mí.




Me acordé de un par de conversaciones que habíamos tenido el día anterior. En concreto de la de los 200 euros que un peregrino envió a un albergue en señal de agradecimiento por alguna buena acción que hicieron con él.Yo le dije que no me parecía bien que un peregrino enviase dinero para dar las gracias, pues para mí perdía el sentido del mensaje. Feli, entre risas me decía que era un sectario. Yo quería expresar mi punto de vista, pero él no me dejaba o yo no podía. Quizás tenía razón. Juzgué el comportamiento de una persona por la connotación negativa que yo tengo con el dinero por pensar que es el causante de muchos problemas y desigualdades en nuestra sociedad, en la que se distinguen clases según riquezas. Pero claro, realmente no es el dinero el que provoca esas diferencias de clases, sino quien está detrás de él. El propio ser humano. Nosotros somos los causantes de todas las desigualdades. Gustavo me comentaba en cierta ocasión que el dinero también es energía, y que si tu sabes usarlo dejando que salga de tus manos siempre volverá en mayor o menor medida. El problema es cuando la gente quiere almacenarlo y quedárselo para él en sus bancos o propiedades. Pero si tú ese dinero lo repartes por gente que lo necesita o en tus propiedades recibes libremenete a gente.

Seguro que aquel peregrino lo hizo con toda su buena intención y yo me atreví a juzgar su comportamiento, cuando en realidad él está directamente participando en el flujo de energía a través del dinero, visión que no tenía cuando se me planteó dicha conversación con Feli. Además quién soy yo para juzgar los comportamientos de otras personas...Piedra en la mochila y seguimos con nuestro continuo aprendizaje.

Lo de la piedra en la mochila lo digo porque Gustavo el primer día me contó una historia, tradición, ejercicio o ritual que aveces hacen los peregrinos en el Camino. Se trata de llevar una piedra durante todo el viaje hasta Finisterre, para dejarla allí con todos tus defectos, con las cosas que no quieras para tu persona.Es un acto de penitencia en manera metafórica, en el que cuando llegas al "final de la tierra" te desprendes de la piedra que has arrastrado con tus malos hábitos.

Yo siempre en mi vida había ido cogiendo piedras que me llamaban la atención por el camino, bien por su color, brillo, posición o textura, pero mi connotación era distinta. Yo las cogía con la intención de cargarlas con buena energía y regalársela a seres queridos de mi entorno para que les fuese bien en sus vidas. Me es constatado que a personas cercanas les ha ayudado a encontrar trabajo o sentirse mejor. Como dice Gustavo, la intención con que tu lo hagas es lo que será. Cada uno crea sus propios rituales.

En este viaje, muchas de ellas las convierto en pirámides de petición al Universo, y las otras las voy echando a la mochila para hacer probablemente un montículo en Finisterre desprendiéndome de mis defectos. Aunque seguro también encuentro alguna para regalar a quien creo la necesite o me llene el dársela cargada de buena energía.

Historias del camino, desde el Camino




No hay comentarios:

Publicar un comentario